lunes, 25 de febrero de 2008

Soneto

Nenúfares marchitos lloran tristes,

a media noche por que ya no existen.

Cristales en forma de azor, consuelen

en la aurora a los geranios dolientes.


Y entre lánguidos gritos y despistes,

muere el pardo clavel. Suicidas muerden

urgidos la azucena. Ratas roen

endrinos rancios, lascivos y ardientes.


Rosa desterrada al frío invierno.

En sarcófago arrojada del mundo,

rosa hermosa del vil y cruel infierno.


Oscuras tumbas busca en lo profundo,

sobre el averno, al que has ido en vano.

Ahora la rosa ya no es del inframundo.



Por: José Luis Castro

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