Nenúfares marchitos lloran tristes,
a media noche por que ya no existen.
Cristales en forma de azor, consuelen
en la aurora a los geranios dolientes.
Y entre lánguidos gritos y despistes,
muere el pardo clavel. Suicidas muerden
urgidos la azucena. Ratas roen
endrinos rancios, lascivos y ardientes.
Rosa desterrada al frío invierno.
En sarcófago arrojada del mundo,
rosa hermosa del vil y cruel infierno.
Oscuras tumbas busca en lo profundo,
sobre el averno, al que has ido en vano.
Ahora la rosa ya no es del inframundo.
Por: José Luis Castro
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