lunes, 31 de agosto de 2009

Tertulia

¿Decías?, hubo un error en mi medio de comunicación. Apologías respectivas al no receptar tu mensaje.
Decía yo que ha de contarme usted los incidentes que conmigo tienen que ver.
Me apresto, pues. Días atrás, por los mencionados medios con que me comunico con vos, ha de haberme escrito, una señorita de edad universitaria, muy bien dotada que vos, su merced y este servidor febril conocen; ella pues, ha de manifestarme el agrado que provoca en lo más profundo de su corazón el sentir su compañía al lado, ya que usted al considerarla para ella un buen mozo, dotado de inteligencia cautivante y carácter agradable, ha sacudido el sentimiento que genera enamoramiento y dicha al ser usted la razón de sus suspiros.
Continúe...
Confesóme entonces, el gusto que por usted mantiene a secreto y que con ayuda de su mejor mosquetero, es decir este servidor, hizome un par de preguntas respecto a su merced. He de confesar las buenas intensiones de la doncella como razones suficientes para que le regale mi ayuda en su empresa de conquista. Contóme algunas vicisitudes vividas con usted su merced, rogándome confidencialidad, con temor del castigo divino si es que yo hablase. Siendo yo un temeroso de Dios y gran amigo suyo, siento mucho mi atrevimiento, he hablado con usted, confiado en una buena respuesta.
Siento mucho deciros que mis sentimientos no son favorables a tal empresa.
He de exigir razones para tal negativa.
Es por eso que os ruego no sembréis semillas de ilusión en su cabeza, no forma parte de mis gustos, peor aún sentimentales; hártame mucho su presencia en ciertas ocasiones. Lo cual hace de tal ejecución algo irritante.
Cuento que me he mantenido neutral en la empresa de aquella doncella, ante la mala fortuna que pudiera engendrar tal aluvión de acontecimientos que ella hizo de contarme.
Os diré que, ciertamente su carácter de ladilla molesta frecuentemente.
A la defensa de la mujer desesperada he de manifestar que siendo poseída por el fantasma del amor, la ha vuelto ciega a que su presencia y compañía llegue a molestarte, siendo yo presa de ese fantasma he de añadir que no estaba dentro de su conocimiento el hecho de gastar tu paciencia. Como mosquetero fiel que soy para vos, me siento en el derecho de aconsejar, claramente si vos me dejas.
Desde luego, es oportuno.


Las razones por las cuales das negativa a la doncella no son suficientes, además ella goza de una esbelta figura, si bien no tan atractiva de testa, cuando usa sus polvorines franceses le dan un aire muy gustoso a la vista. Cierta ropa que la dama usa es insigne a los sentidos que derivan en pasiones y en malos pensamientos, por los cuales deberían ser tuyos (con todo respeto), además de la ilusión y amor ciego y real que tiene para vos son sinceros, se me ha constatado. Además, corregidme si me equivoco, no hay una doncella que ha atentado contra tu corazón robándotelo en estos instantes. No os pido que escuches mis súplicas ni consejos. So...
Temo ser cruel y certero, pero: no me interesa, no quiero; para mí no es nada más que una amiga .
He de compartir la opinión que tienes, so he vivido momentos iguales en mi corta vida. Aún, tengo el atrevimiento de insistir, aludiendo al último recurso que como hombre, poseedor de deseos impuros desde el tiempo de “El Edén”, he de compartir contigo, las insinuaciones de meterte con ella en situaciones de partusas y mal gaste de vida, de las relaciones humano sociales modernas, el término mal visto a futuro como "vacile", alejado de esta época tan remonta de los años de nuestro Señor.
Teniendo en cuenta los acontecimientos citados anteriormente, el "vacile" involucra un detonante para dar más ilusiones a la fémina en cuestión lo cual sería un inminente desastre.
Ponderando el acto de "vacile", es un arma de doble filo, o solamente da nuevas oportunidades a la dama o sacia un deseo insano de ella para usted.
Si fuera un mero deseo insano sería halagado al ser elegido para tales servicios , pero teniendo en cuenta que hay sentimientos de por medio la cuestión es mucho más delicada.
Sin palabras, para refutar solo he manifestar mi velada ambición de ser un puente entre los dos para cruzar a destinos opuestos, no un hueco que hunda su amistad. Razonando como consejo dinámico ruego que la amistad que derivó en malsano y confuso enamoramiento, no se disuelva en la sal de la duda o la tormenta de la pedantería y el orgullo.
Por eso, espero plantear la estrategia que mantenga distante nuestros cuerpos pero no así la amistad, mantener cerca lo etéreo pero alejado lo corpóreo mientras aquel último no incite una manifestación aguda de sentimentalismo, está dicho.
Ya que no tengo temor de Dios, he revelar los planes que la damisela tiende para vos, esperando y apostando para la buena fe que la cristiandad me ha dado, que ella ha comprado un libro (del que no me quiso decir autor ni nombre), y mañana tiene más regalos para vos, espero que con franca madurez actuéis como el caballero que eres y no reavives más sentimentalismos en el esternón de la dama. Y actuar como un barón y varón ante el robo causal de un beso, no os asustéis y proseguir enseguida al diálogo invirtiendo el tiempo suficiente ante aquellos vuelcos repentinos de los mortales en confundir amistad con algo más que eso.
Seré franco: ¡maldición! Ese conocimiento me hace sentir peor.

AŋđŗΞ'Ş ζ¡$ŋΣřǿ§
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domingo, 2 de agosto de 2009

Shape of my heart

Esto fue escrito por un loco amigo mío, lo conocí en aquellos lugares cosmopolitas de Buenos Aires donde la vida bohemia se reconoce mucho más allá de las fronteras. Compañero de debates literarios y talleres con Burgman, rubio en país de negros, pero compañero al fin y al cabo. Hago este homenaje a él, Carlos Cabrera, el individuo capaz de sacar historia de los pasillos y meditaciones desde cualquier canción de Serrat, el que brinda con vodka y canta como Fernández y el que comparte alguna pena vivida (alguna vez pero superada, al parecer) por este servidor.

Una idea surgió al sonido de una nota de piano en el ambiente...

Tú. Sí, tú caminaste; cediste ampliamente la mirada. Dejaste el humo pasar, tú que de repente te borraste, que arqueaste en el momento inadecuado, que moriste sin morir: ¿porqué replicas como terremotos lejanos de un cercano proceso?, proceso que aún no termina, que se amplia y re-amplia. Tú que de la nada besaste mis labios (mi boca en común) y tradujiste en él lenguas muertas, lo que no había vivido en mucho tiempo ¿qué es el tiempo sin ti?

Dirán por allá comentando los espíritus del que ha muerto, amando, del que vive en soledad. Tú, ¿qué hacer contigo? O mejor dicho: ¿qué harás tú? Obviarás la posibilidad que quizás te pudo dar un café, obviarás las circunstancias, fingirás una sonrisa, un hola, un hasta luego; dirás “cuídate” y mandaras besos y repulsivamente extrañaras los principios de una conexión, de una realidad... ¿Y yo? Yo, ahora ¿qué haré? ¿Pasearé dentro de paisajes entre negros, caminando al son de la tristeza y de la mano de la soledad? ¿Recordaré? Sí, recordaré los diferentes lugares que pudieron ser, los besos que pudieron pasar; las noches que nunca existirían, recordando lo posibles sucesos no sucedidos, recordando en tiempo-que por algún periodo-todo se detuvo, que hubo un caos ordenado, una tarde de lluvia y sol, que hubo esperanza.

Sí, esperanza esa que provocaste en mí, cuando ordenabas el juego y te envolvían mis palabras y hablabas con propiedad y sentías por sentir y mirabas sin mirar, repitiendo este juego: el tedioso juego del amor... Y ahora cambió, de repente te cortaste, te definiste sin razón, te separaste, te sepultaste sola ¿y yo? Yo no sé, quizás me sepulté contigo ¿o quizás me envolví y salí del vacío y terminé en carrera sin saber que el sol aún no salía y que las nubes pueden seguir negras según la predicción? Quizás fue mi error el atreverme a querer salir, a querer conocer, quizás fueron las ganas que me ganaron y la astucia lo que me faltó. El caso es que por el momento y por el desmomento que me planteaste, me he terminado enredando palabras en la madrugada, en el servicio del silencio, en el pacto «mephistofeliano» (en una vida llena de dudas): ¿Dudas? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? Dime, ¿quién me ha robado el mes de abril? ¿Pero si no es abril es julio, pero será agosto? …


No lo sé el punto que ya no es punto, es que odio no poder conocerte, odio las definitivas características que tienen las acciones sociales en este país. Odio que te cueste tanto poder estar un tiempo conmigo, odio la duda, odio que simplemente me nieguen sin siquiera intentar y eso es, odio morir sin intentar. No quiero morir sin intentar, no quiero, no soy yo, ya no sé. Sólo me queda esto, esto de escribir palabrotas que salen de un averiado corazón, no queda nada más que debatir plantearse o no, definir en estas situaciones es bastante provechoso y no sé porqué lo has hecho, pero a eso vinimos a que nos rompan el corazón.

Como diría Sabina: “No es que muera de amor. Muero de ti”.

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sábado, 7 de marzo de 2009

Forma del corazón esperanzado

Tornas a dispensarme, despiadado,
del duro mal que mi esperanza toca
y a levantar tu inaccesible roca,
interminable amor desamorado.

Tratas de desviarme del hollado
camino de mi fe... bebes la poca
agua de mi desierto y de tu boca
despídesme en desdenes abrasado.

Mas, ya tanta sinrazón parece
que tu razón de desarme, esquivo,
no tiene otro temor ni otro motivo

que tu cobarde corazón empiece
a volverse, a dejarse, a estar cautivo
del mal que el mío por tu amor padece.


Francisco Granizo
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viernes, 30 de enero de 2009

Algo musical


84 albums que deberian escuchar antes de haber muerto...


Symphonie n° 7 en do majeur, op. 105 (1924) – Jean Sibelius
The Gold Edition (1937) - Stephane Grappelli and Django Reinhart.
Round Midnight (1949) - Thelonious Monk.
Miles Ahead (1957) - Miles Davis.
Sings the Duke Ellington Songbook (1957) – Ella Fitzgerald.
The Genius of Ray Charles (1960) - Ray Charles
A Love Supreme (1964) - John Coltrane
Highway 61 Revisited (1965) - Bob Dylan
Fresh Cream (1966) – The Cream.
Axis: Bold as Love (1967) - Jimi Hendrix
The Doors (1967) – The Doors
Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967) -The Beatles
The Velvet Underground and Nico(1969) - The Velvet Underground
Yellow Submarine (1969) - The Beatles.
Plastic Ono Band (1969) - John Lennon
Adiós Nonino (1969) - Astor Piazzolla.
A man’s life (1970) – Charles Aznavour.
Paranoid (1990) – Black Sabbath.
Let it be (1970) - The Beatles.
Imagine (1971) – John Lennon.
Goodbye Yellow Brick Road (1973) - Elton John.
The dark side of the moon (1973) - Pink Floyd.
Elis & Tom (1974) – Elis Regina, Tom Jobim.
Adios Sui Géneris (1975) – Sui G­éneris.
A Night at the Opera (1975) – Queen
Hotel California (1976) – The Eagles
Exodus (1976) - Bob Marley & The Wailers
Low (1976) - David Bowie
Never Mind The Bollocks, Here's the Sex Pistols (1977) - Sex Pistols.
Pyramid (1978) – The Alan Parson’s Project.
The Wall (1979) - Pink Floyd.
Dynasty (1979) – Kiss.
Back In Black (1980) - AC/DC
RC SUCCESSION (1980) - Rhapsody
Thriller (1982) – Michael Jackson
Bark at the Moon (1983) – Ozzy Osbourne
Les Chemins de traverse (1979) – Francis Cabrel
Nada Personal (1985) - Soda Stereo.
Mediterranean (1985) - John Mclaughlin.
Mambo Diablo (1985) – Tito Puente.
Hell Awaits (1985) – Slayer
The Joshua Tree (1987) – U2
Appetite for destruction (1987) – Guns n Roses
Mátenme porque me muero (1988) – Caifanes.
All That Jazz (1989)- Ella Fitzgerald.
Canción Animal (1990) - Soda Stereo.
Cowboys from Hell (1990) – Pantera.
Al Di Meola Plays Piazzolla (1990) - Al Di Meola
Led Zeppelin Remasters (1990) – Led Zeppelin.
Canciones Urgentes (1991) – Silvio Rodríguez
Tango 4 (1991) – Charly García.
Nevermind (1991) - Nirvana
Edith Piaf: 1935-1942/1936-1945 (1991) : Edith Piaf
Images and Words (1992) - Dream Theater.
Greatest Hits (1992) – The Police.
En vivo (1993) - Seru Giran.
Time Machine (1993) – Joe Satriani
Awake (1994) - Dream Theater
Dummy (1994) – Portishead.
After The Rain (1994) – John Mclaughlin.
The Division Bell (1994) – Pink Floyd.
Concierto de Toronto (1995) – Leo Brouwer.
Solo Flamenco (1995) – Sábicas.
The Cream of Clapton (1995) – Eric Clapton.
Hello! MTV Unplugged (1995) - Charly Garcia.
Venus island (1996) – Eric Johnson
Say No More (1996) - Charly Garcia.
OK Computer (1997) - Radiohead
Concierto de Aranjuez, Fantasía para un Gentilhombre (1997) – Pepe Romero.
Poeta (1998) – Leo Brouwer, Vicente Amigo.
Concerto Suite For Electric Guitar & Orchestra In Eb Minor (1999) - Malmsteen
S&M (1999) - Metallica.
Open land (1999 )- John Abercrombie.
74. Todo Caetano (1999) – Caetano Veloso
Bajo el azul de tu misterio (1999) - Jaguares.
Tchaikovsky: Piano Concertos (2000) – Piotr Ilych Tchaikovsky.
Nos sobran los motivos (2000) – Joaquín Sabina.
Rebirth (2001) – Angra.
Grain de Sable (2003) - Tryo
Live Licks (2004) - The Rolling Stones.
United Abominations (2004) - Megadeth.
Medulla (2004) – Björk.
Ahí vamos (2006) - Gustavo Cerati.
Amputechture (2006) – The Mars Volta.
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jueves, 29 de enero de 2009

Schnupftabak

Llovía. Su paraguas no podía soportar más. Era un diluvio. Su traje Oscar De la Renta, se estropearía. Perdería su entrevista de trabajo y su oportunidad de ejercer su profesión definitivamente. Decidió refugiarse en una trinchera provisional, su Rolex marcaban las doce del medio día, aún así ese miércoles primaveral se transformaba en una tarde fría, obscura y aburrida, no como suelen ser los medios días normales en las capitales. Volvió a sacar su encendedora y del fondo de su abrigo sacó, su cajetilla de Camel’s, el «cáncer portátil» lo relajaba, y más que nada le permitía no explotar. Después de todo ¿quién tiene la culpa cuando llueve? Incluso Bush no tenía esta vez la culpa. Era ateo: ni a aquel sujeto podría acusarlo, iría contra sus principios.

Sacudió la ceniza contra la acera. Seguía lloviendo. Una gota milimétrica, aparcó en la estela de fuego que al aspirar va generando ese humo relajante, aquellas cenizas irresucitables y especialmente: cáncer. Su Camel se apagó, fulminado por la vanidad de las veleidosas gotas…

Parecía perplejo al observar la lluvia. Su cara se inmutó frente al desafío que le ponía la naturaleza. Acertó en sacudir su paraguas, aún así un par de gotas de agua lo mojó. Sintió como la salpicadura opacó en un espacio pequeño de su camisa, el líquido vital, ennegrecía también, la seda de su corbata…
Continuará
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sábado, 10 de enero de 2009

Punto


La calle habría permanecido tan silenciosa y lúgubre de no haber sido por el tílburi capotado, de momento, de los Obando. Había causado tal sensación en su llegada a la ciudad que no había persona alguna que no se haya apropincuado a sentir como suyo dicho ingenioso y admirable vehículo. ¡Y es que no era para menos!, una de estas actualísimas máquinas recorriendo la ciudad no era sino una gran sensación. Además, era tan fortuito ver una de estas en la ciudad que , cuando se veía pasar una, se daba casi por sentado que se trataba del tílburi de los Obando. Debido a esto siempre fueron envidiados por la gran mayoría de la ciudad recibiendo mellas, raspones, rajaduras o piedras por la ventana. Los Obando ya estaban acostumbrados. De regreso a lo que nos compete, en tal noche nublada, irrumpía el tílburi como la mejor de las tijeras del alfataye de la ciudad cortando cientos de telas al hilo, o como un afilado cuchillo del carnicero sobre la res. Lo sorprendente es que esa noche nadie percató que el vehículo cruzaba las calles y a pesar del apesadumbrado sonido de las ruedas, éste era casi tácito.

Eugenio había salido con Gangotena, su humilde criado, a una de las típicas reuniones sabatinas a las que tenía por costumbre asistir. Las fiestas de sociedad en este lustro se han incrementado tanto que más conmoción causa una de estas que una misa de 20. De todos modos, aquel sábado habría sido tan normal para ambos como de costumbre en la alta sociedad salvo por el aciago accidente que se mencionará en los renglones finales. Fue una típica reunión; un cigarro cubano por hora, algo de hipocrecía, presunciones y falsa erudición habían sido la tónica de la reunión, sumado esto a un copioso, rimbombante, y exuberante, exquisito, desordenado -sí que lo fue- y lascivo bacanal, como solo en la antigua Roma podría haber ocurrido. Por otra parte, los criados también habían tenido lo suyo, una fiesta de primera aunque casi nada estilizada -en cuanto a qué fumar y de qué hablar, por lo demás había sido bastante mejor, lo advertía el rostro extasiado de todos y cada uno de ellos-. De todos modos, era algo digno de verse, o más bien de disfrutar participando.

La noche se había pasado en un santiamén; entre tertuliar, reir, abrazar y sentir; como un sencillo chasquido, o un beso de despedida. Gangotena sacó su reloj de bolsillo y sugirió salir en el acto, a lo que Eugenio accedió. Gonzálo había sido muy parco y algo distraído ese día, parecía no haber disfrutado de él y de su compañía esa noche. Sin embargo, los acompañó hasta la puerta y se despidió con un emotivo abrazo, y algo más íntimo, del acaudalado Obando. Mientras regresaba a la puerta gritó de espaldas a ellos una sentencia desarticulada. «Punto final, un punto final»- dijo, y posteriormente entró. Parecía haber conjeturado durante mucho tiempo la idea y haberla concluído en este pequeño falso aforismo, quizá guiado por un fatal presentimiento. Los dos no le entendieron y salieron casi despreocupados del asunto hacia el tílburi. El trecho era corto pero la noche apremiaba.

Luego, como un rayo de tormenta de octubre, un balazo cruzó la noche y se estampó... ( ¿Se estampo?... Más bien diría que estalló... sí, casi, así.) en su cráneo. A Gangotena le crujió el pecho, como al recibir un latigazo, y celeremente se apeó del vehículo, lo descapotó y se echo sobre el herido. La sangre le chorreaba, era como una pileta en auge, un ojo de agua, o una de estas modernas tuberías con una pequeña avería. La cara la tenía pintada, como si estuviese en un ritual; tanta sangre había que de solo abrir la boca se habría ahogado. Trato de hablar en su agonía conciliando fuerzas, uniendo letras, comprimiendo ideas. Suspiró, abrió los ojos, sintió mareo, volteó la cara, empezó a hablar "La vida... la vida no es...no es juego...punto. La vida..., en un... punto" y después inmediatamente murió.



Ahmed

Y con esto algo de distancia, echo un poco de tierra, deserto, reduzco a un punto.
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Ya no sé que hacer conmigo

Ya tuve que ir obligado a misa, ya toqué en el piano "Für Elisa”, ya aprendí a falsear mi sonrisa, ya caminé por la cornisa.
Ya cambié de lugar mi cama; ya hice comedia, ya hice drama. Fui concreto y me fui por las ramas, ya me hice el bueno y tuve mala fama.
Ya fui ético y fui errático, ya fui escéptico y fui fanático, ya fui abúlico y fui metódico, ya fui púdico, fui caótico.
Ya leí Arthur Conan Doyle, ya me pasé de nafta a gasoil. Ya leí a Breton y a Molière. Ya dormí en colchón y en sommier.
Ya me cambié el pelo de color, ya estuve en contra y estuve a favor; lo que me daba placer ahora me da dolor, ya estuve al otro lado del mostrador.
Ya me ahogué en un vaso de agua. Ya planté café en Nicaragua: ya me fui a probar suerte a USA., ya jugué a la ruleta rusa.
Ya creí en los marcianos, ya fui ovo-lacto vegetariano, sano. Fui quieto y fui gitano, ya estuve tranqui y estuve hasta las manos.
Hice un curso de mitología, pero de mí los dioses se reían. Orfebrería la salvé raspando, y ritmología, aquí la estoy aplicando.
Ya probé, ya fumé. Ya tomé, ya dejé. Ya firmé. Ya viajé. Ya pegué. Ya sufrí. Ya eludí. Ya huí. Ya asumí. Ya me fui. Ya volví. Ya fingí. Ya mentí y entre tantas falsedades, muchas de mis mentiras ya son verdades. Hice fácil las adversidades, y me compliqué en las nimiedades.
Ya me hice un lifting, me puse un piercing. Fui a ver al “Dream Team” y no hubo feeling. Me tatué al “Ché” en una nalga arriba de “mami” para que no se salga.
Ya me reí y me importó un bledo, de cosas y gente que ahora me dan miedo. Ayuné por causas al pedo, ya me empaché con pollo al spiedo.
Ya fui al psicólogo, fui al teólogo, fui al astrólogo, fui al enólogo. Ya fui alcohólico y fui lambeta, ya fui anónimo y ya hice dieta. Ya lancé piedras y escupitajos, al lugar donde ahora trabajo y mi legajo cuenta a destajo, que me porté bien y que armé relajo.
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