sábado, 7 de marzo de 2009

Forma del corazón esperanzado

Tornas a dispensarme, despiadado,
del duro mal que mi esperanza toca
y a levantar tu inaccesible roca,
interminable amor desamorado.

Tratas de desviarme del hollado
camino de mi fe... bebes la poca
agua de mi desierto y de tu boca
despídesme en desdenes abrasado.

Mas, ya tanta sinrazón parece
que tu razón de desarme, esquivo,
no tiene otro temor ni otro motivo

que tu cobarde corazón empiece
a volverse, a dejarse, a estar cautivo
del mal que el mío por tu amor padece.


Francisco Granizo
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