viernes, 2 de mayo de 2008

Sayonara y Arigato II (Dreams)

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción, y
el mayor bien es pequeño: que
toda la vida es sueño, y
los sueños, sueños son.
(Pedro Calderón de la Barca)

... Imitaron todo lo que el occidente les mostró y hasta en cierto modo lo superaron pero como dicen aunque “la mona se vista de seda, mona se queda”… Desde la literatura, pasando por el arte, la arquitectura y finalmente llegando al cine, los amarrillos han hecho todo por superar los esquemas que el arte ha modificado a lo largo de la historia. ¡Gracias a Dios el arte no es racista, y es más general y cosmopolita! Pero bien, hablemos del cine amarrillo. Es una vil copia del hollywoodense combinado con lo que solo las producciones latinoamericanas nos pueden dar (talento, bajo presupuesto, y cámaras buenas relativamente), una mala combinación porque en Hollywood si hay tecnología, dinero y talento (bueno lo que se dice talento), mientras que en América Latina, no hay tecnología, sobra el talento y el dinero es lo de menos. Desgraciadamente en Japón caso específico dónde se realizó el film que me aburrió y me hizo reflexionar cuando tomé atención en serio, hay dinero, tecnología pero no un talento laudable de captar la atención de los veedores. ¿Será que el título tiene algo que ver? Sueños (Dreams) de Kurosawa, ¿es cierto afirmar que estoy presenciando los estúpidos y ridículos sueños de una director bajito japonés? O solamente son ensoñaciones dispersas, sin unidad temática, pero engarzadas recíprocamente en deseos, angustias y añoranzas. Lo que me gustó es la causal pero notable perfección y disciplina que implica realizar tremenda producción. Estoy conciente que es un cine totalmente independiente y sui generis pero al fin y a al cabo para verlo en una sala de colegio es porque llegó a ser un film no por arte y pasión, sino un film comercial, que es lo que quieren las productoras de Los Ángeles. Sueños de Akira Kurosawa, es un buen film hasta cierto límite, quiero decir que llama la atención, en mi caso, el ejemplo hacia la tolerancia y el respeto, en otros más a la curiosidad que la cultura diferente nos expone. Hablaré que me gustó mucho el espíritu de los duraznos representados por aquellas personas vestidas de vivos colores. Confesaré que me gustó mucho, el soldado muerto, supuestamente muerto, en dónde se pone en marcha el sentimiento de la fidelidad y la confianza hasta la muerte. Contaré que me llamó mucho la atención las pausas sin diálogo que mantiene el cortometraje, que si bien aburren, llegan a tener una amplia tensión visual caracterizada por los cambios de cámara, para no explotar tanto la capacidad actoral, si no más bien el espacio. Debo decir además que Van Gogh en un film asiático es sorprendente, pero sin tener la hipótesis de que su director no estuvo estigmatizado en occidente para tener estas perspectivas no tan orientales. Al fin y al cabo no he leído literatura japonesa, sé que hay relatos muy interesantes semejantes a la de los hermanos Grim, pero no es que me llame mucho la atención. Aún así esta película me enseñó a ser más tolerante, un poquito nada más, porque verdaderamente mi opinión cambiará cuando viaje hasta allá y la pase bien, comiendo sushi en un bar de esos de Tokio. Con esta película descubrí que siempre habrá el sufrimiento de la guerra (el eterno fantasma de Japón, después de los terremotos claro está), y la bendición de la superación como se vio mostrada en dos de los sueños. Se vio la esperanza, la sencillez y la inocencia aunque muy mal interpretada por un niño amarrillo, que si quiera lo salvaron de ser esclavo de una multinacional, pero que se vio excelentemente reemplazada por una arco iris ("Una mutación" de la sociedad japonesa). Sueños es lo que se dice, sueños, que si bien el mundo onírico es comparable cuando Dalí pinta, Kurosawa trató de hacerlo con una boina francesa, un puro, gafas, sentado en una silla de camping, y con un altavoz improvisado gritando “Corte”, y lo logró aunque no para todos como lo hizo Dalí. Talvez este film y siendo realistas si lo hubiera hecho un latinoamericano, un europeo o un hollywoodense hubiera sido una pieza de cine fundamentalmente reconocida, pero aun así se ve nuevamente el masoquismo amalgamado con valentía que los amarrillos tienen. Entonces es hoy cuando los felicito ya que por lo menos, cambiaron las generalizadas y tildadas producciones, de un chinito enclenque con músculos que solo el arroz le pueden dar y vengando la muerte de su maestro, gritando, con cintas en todo el cuerpo vistiendo una pijama y golpeando a quién se le cruce y si es preferencialmente un norteamericano, mucho mejor.


Arigato y Sayonara.


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2 comentarios:

José Luis dijo...

Comparto totalmente las ideas de mi colega Crespin... pienso que para aventurarte a hacer una crítica al gran KUROSAWA debes tener conocimiento de causa.. y no hablo solamente de la cultura oriental sino también de bastos conocimientos de teoría cinematográfica, pictórica, semiólógica, poética... en fin... Con lo concerniente a tu repulsión... infundada pero visceral hacia los chinos... tal vez solo talvez sugieriría no la mezcles con el arte

. dijo...

Querido Andrés, Respeto tu opinión sobre este tema y no la comparto. Aplaudo la sorprendente valentía que demuestras al escribir bastedades sobre la complejidad y la vastedad de Kurosawa. Yo no me atrevería, todavía. Creo que para emitir un juicio artístico tan contundente como el que has emitido, sustentar tu argumento por medio de la ofensa dirigida a un grupo humano específico, no solo es insuficiente y falaz, sino preocupante. De todas maneras esto solo es un miserable blog...