sábado, 17 de mayo de 2008

André Breton

Guardián de la ortodoxia del surrealismo, fue para los otros miembros del grupo un maestro del pensamiento. Su inclinación por las excomuniones y su autoritarismo le valieron el calificativo de “Padre del surrealismo”.
Nació en Pinchebray (Orne); estudió medicina y trabajó en hospitales psiquiátricos durante la I Guerra Mundial. Una vez afincado como escritor en París, se convirtió en pionero de los movimientos antirracionalistas en el arte y la literatura conocidos como dadaísmo y surrealismo, surgidos del desencanto generalizado con la tradición que definió la época posterior a la I Guerra Mundial. El estudio de las obras de Sigmund Freud y sus experimentos con la escritura automática (escritura libre de todo control de la razón y de preocupaciones estéticas o morales) influyeron en su formulación de la teoría surrealista. Breton expresó sus opiniones en la revista Littérature, la principal publicación surrealista, en cuya fundación colaboró junto con Paul Eluard, Louis Aragon y Philippe Soupault y de la que fue editor durante muchos años.
En 1921 publicó su primera obra surrealista, Los campos magnéticos, en la que exploró las posibilidades de la hipnosis. Con la publicación del Segundo manifiesto surrealista (1929) llegó la polémica.
En 1937, en un viaje a México conoció a Trotski e, influido por el trotskismo, redactó otra vez el manifiesto con el título de Manifiesto por un arte revolucionario independiente y, en 1941, publicó el Prolegómenos a un tercer manifiesto o no, conocido también como Tercer manifiesto surrealista.
Dejando aparte los manifiestos, escribió otras obras teóricas y, por supuesto, polémicas, como Posición política del surrealismo y Cuando los surrealistas tenían razón (1935).


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