Por: José Luis Castro
En el pasado, cuando las personas tenían secretos,
y esos secretos no deseaban compartirlos, subían a una montaña
buscaban un árbol y tallaban un agujero en él
para susurrar el secreto en el agujero,
luego lo recubrían con barro
de ese modo nadie más lo descubriría…
"No sirve de nada encontrar a la persona indicada si el momento no es el adecuado"
Particularmente, reconozco que en la actualidad literaria existen dos corrientes prosaicas, bien marcadas, la erudita; Bolaño, Marías, Fuentes…sólo por citar algunos nombres. Y otra prosa más bien improvisada, aparentemente más inmediata y franca, pero igualmente de alto valor artístico; Lóriga, Aira, Fuguet… En fin, volviendo al cine, yo (y perdón por mis sucintos conocimientos de cinematografía) colocaría a In the mood for Love de Wong Kar Wai, dentro de un tipo de imagen que se asemeja a la descripción de la prosa erudita, pues, cuida en abundancia cada detalle que la cámara muestra al espectador. Es el tipo de película, más bien, europea de tinte francés, esto sin desplomarme sobre estúpidos argumentos raciales, sino asentándome fuertemente sobre la tradición. Los cuadros y representaciones de Kar Wai son dulces y al mismo tiempo desesperanzadores. Son paisajes que se presentan, una y otra vez, suavemente. Son imágenes, rostros, dóciles, que invitan a la contemplación. Adoro el ambiente que maneja la película, los 60s, tal vez mi década favorita, adoro los peinados, las poses de la Sra. Chan y también los vestidos que esculpen extraordinariamente su lívido pero sensual cuerpo. Las caminatas lánguidas de Sr. Chow por los pasillos desolados. La inocente trama romántica que se arma en torno a estos dos personajes. La negación. La cámara lenta. Los boleros. Las sinfonías de Umebashi.
1 comentario:
Mira lo que uno encuentra... y ni tan siquiera un año todavía... Chévere.
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