domingo, 25 de noviembre de 2007

Pugnas de lo incierto


Un ambiente gélido va determinando mis quehaceres; ciertamente mi mirada no es la de antes. El frío y la soledad supervisan mis pasos, la ley sintetiza el insomnio y hace títere a este servidor. La impavidez gobierna mi esternón. Lo siento, no puedo hablar más alto, porque mi voz ha cambiado. La sonrisa mordaz y cálida se vio sustituida por la risa fingida y comprometida. Tu reflejo es falso. Tú ya no eres el mismo, desde que eso pasó.
No encuentro la aseveración necesaria, para que mis palabras provoquen aquel eco interminable, sin respuestas. Talvez un viaje a las regiones más antípodas y desagradables o agradables de mi existir, logren encontrar las afirmaciones y respuestas contundentes para aclarecer mi felicidad o mi desgracia, con un solo objetivo: un inventar intensionado de diversas posibilidades en donde tendré que hacer equilibrios entre el sueño y la vigilia, entre los más constantes contrarios, partícipes de mi voluntad, hasta encontrar un mediador sapiente, un modelador capaz de generar oportunidades. Un juez cuyo arbitraje determine mis pasiones y mis rencores. ¿Tiempo?, ¿acaso una opción, una elección, un veredicto, un candidato de entre miles para la elección concienzuda? Tiempo, cosa hermosa, útil y peligrosa. Para mi no significa nada, no hay posibilidad alguna de medirlo; excepto con los latidos de mi corazón, pero éste es muy desigual...


AŋđŗΞ'Ş ζ¡$ŋΣřǿ§.
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